Camino

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jueves, 5 de abril de 2012

Fragmento del libro: La segunda venida de Cristo.

"La intercesión de divina, cuyo fin es mitigas los efectos de la ley cósmica de causa y efecto por lo cual el ser humano sufre a consecuencia de sus errores, estaba presente en el corazón mismo de la misión de amor que Jesús hubo de cumplir en la tierra. Moisés trajo a los hombres la ley de Dios e hizo incapié en el terrible peso de la justicia que se abate sobre quienes voluntariamente hacen caso omiso de la ley. Jesús vino a mostrar la misericordia y la compasión de Dios, cuyo amor es un refugio que nos protege , incluso, del rigor de la ley. Asimismo, Jesús fue precedido por Gautama Buda, "el iluminado", cuya encarnación le recordó a una generación desmemoriada el Dharma Chakra, la rueda del Karma, cuyo constante giro implica que las acciones puestas en marcha por el ser humano, así como sus correspondientes efectos, determinan que cada hombre sea el responsable de su propio estado actual. Buda devolvió el espíritu compasivo a la árida teología y a los rituales mecánicos en que había caído la antigua religión védica [...]
La intercesión de quienes se hallan próximos a Dios es el elixir paliativo que otorga a los debilitados mortales el poder necesario para levantarse y vencer las fuerzas de la ley cósmicas que ellos mismos han lanzado en su propia contra a causa de su comportamiento desobediente. El intercesor se mantiene firme junto al devoto y le brinda su protección en la forma de invulnerable sabiduría, desviando en ocasiones, hacia sí mismo parte de la devastadora embestida."

Yogananda

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