Camino

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jueves, 5 de abril de 2012

La Santísima Trinidad.

"El Espíritu, al ser la única Sustancia existente, no contaba con nada más que Consigo mismo a partir de lo cual crear[...]
Antes de la creación, sólo existía el Espíritu indeferenciado. Al manifestar la creación, el Espíritu se convirtió en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Tan pronto como el Espíritu proyectó un pensamiento cósmico vibratorio mediante el mágico poder divisor de maya (la ilusión cósmica), el Espíritu inmanifestado se tranfomó en Dios Padre, el creador de toda vibración creativa.
La fuerza vibratoria que emana del Espíritu[...] es el Espíritu Santo: La Vibración cósmica, La Palabra, Om o Amén. Todos los objetos, todos los planetas y seres vivientes creados en el Espíritu Santo o Vibración Sagrada no son otra cosa que la cristalización de lo imaginado por Dios.[...] para los científicos, la estructura de la materia, su trama o sustancia, es conocida también , en menor grado, como vibración cósmica.
Una vibración cósmica que se hallara activa en el espacio entero no podría, por sí sola , crear o sostener un cosmos tan maravillosamente complejo como éste. El universo no es el simple resultado de la unión azarosa de fuerzas vibratorias y partículas subatómicas, tal como sostienen los científicos materialistas, es decir, una combinación casual de sólidos, líquidos y gases que da origen a la tierra, los océanos, la atmósfera y las plantas, todos ellos armoniosamente interrelacionados para proporcionar un hogar habitable a los seres humanos. Las fuerzas ciegas no pueden organizarse por sí solas para producir objetos inteligentemente estructurados[...]podemos reconocer las manifestaciones de una oculta inteligencia Inmanente que opera en las fusión de las vibraciones para dar lugar a formas cada vez más evolucionadas en todo el universo.
La conciencia trascendente de Dios el Padre se manifestó dentro de la vibración del Espíritu Santo como el Hijo-la Conciencia Crística, la Inteligencia Divina presente en toda la creación vibratoria-.
Este reflejo puro de Dios que se encuentra en el Espíritu Santo guía a este último, de modo indirecto, a fin de que pueda crear, recrear, conservar y moldear la creación de acuerdo con el propósito divino. [...]
Tal vez esta analogía sirva para ilustrar el modo en que el Único Espíritu Eterno se convierte en la Santísima Trinidad: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, también reconocidos en la escrituras hindues como Sat, Tat y Om.

Yoganada

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