Camino

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martes, 13 de septiembre de 2011

"Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios", interpretado por Emmet Fox

[...] la oración es la única acción completa en el sentido más exacto de la palabra, porque es la única cosa capaz de cambiar el carácter. Un cambio en el carácter o en el espíritu es un verdadero cambio. Cuando se verifica un cambio de esa clase, el sujeto se torna diferente[...]En otras palabras, ya no es la misma persona de antes. El grado de diferencia puede ser casi imperceptible cada vez que se ora[...]si pudiésemos realizar plenamente la Presencia de Dios, un cambio radical y dramático se obraría en nuestro carácter en un abrir y cerrar de ojos.
Tan radical es el cambio que resulta de la oración que Jesús lo llama "nacer de nuevo". La palabra "oración" incluye toda forma de comunión con Dios[...]La oración puede ser también afirmación o invocación[...] puede ser así mismo meditación, la más elevada de todas las formas de oración, que es la contemplación.
Cuando la oración es eficaz, la Presencia de Dios se realiza en nosotros, que es el secreto de nuestra curación[...]así mismo obtenemos aquella inspiración que es la vida del alma y la causa de nuestro desarrollo espiritual. Pero para que esta Presencia de Dios sea un hecho en nosotros, y nuestras oraciones sean eficaces, es preciso que alcancemos cierto grado de verdadera paz mental. Esta paz interior ha sido llamada por los místicos serenidad y ellos no se cansan jamás de repetirnos que la serenidad es el gran vehículo de la presencia de Dios.[...]hemos de tener la serenidad para avanzar en el reino del espíritu, aquella tranquilidad de alma a la cual se refiere Jesús con la palabra "paz", un paz que supera el entendimiento humano.
Los pacíficos de que se habla en esta bienaventuranza , son aquellos que realizan esta paz verdadera o serenidad en sus propias almas , porque son ellos los que superan las dificultades y limitaciones y llegan a ser no sólo potencialmente sino, verdaderamente, hijos de Dios.
Por supuesto que ser pacífico en el sentido corriente , como el que se dedica a poner fin a las querellas de otros , es sin duda cosa excelente [...]una vez que comprendamos el poder de la oración, seremos capaces de sanar muchas disputas de manera definitiva ; algunas veces sin pronunciar palabra alguna. Pensar silenciosamente en el Amor y la Sabiduría del Todopoderoso es suficiente para disipar imperceptiblemente los motivos que acarrean disputas.

Extraido del libro: "El sermón de la montaña. La llave para triunfar en la vida"
de Emmet Fox, uno de los autores que han influido más en el movimiento metafísico del siglo XX.

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