Camino

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domingo, 4 de septiembre de 2011

"Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen"

Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no está pensando en un sentimiento de afecto y cariño hacia él, menos aún una entrega apasionada, sino una relación radicalmente humana, de interés positivo por su persona.
Este es el pensamiento de Jesús. La persona es humana cuando el Amor está en la base de toda su actuación. Y ni siquiera la relación con el enemigo ha de ser una excepción.
Es precisamente este Amor universal que alcanza a todos y busca realmente el bien de todos, sin exclusiones, la aportación más positiva y humana que puede introducir el cristiano en la sociedad violenta de nuestros dias.
Amar al delincuente injusto y violento no significa en Absoluto dar por buena su actuación injusta y violenta. Por otra parte, condenar de manera tajante la injusticia y crueldad de la violencia no debe llevar necesariamente al odio hacia quienes la instigan o llevan a cabo.
Alguien ha dicho que "los problemas que sólo pueden resolverse con violencia deben ser planteados de nuevo" (F. Hacker). y es precisamente aquí donde tiene mucho que aportar el evangelio de Jesús[...]
Jesús llama a "hacer violencia a la violencia". El verdadero enemigo hacia el que tenemos que dirigir nuestra agresividad no es el otro, sino nuestro propio "yo" egoista, capaz de destruir a quien se nos opone.

Extraido del libro:
"El camino abierto por Jesús"
José Antonio Pagola


Debemos plantearnos nuestro comportamiento, nuestra reacción, ante la violencia, ante el conflicto. Esto es muy difícil, la respuesta violenta ante la violencia es algo que tenemos muy asimilado, al igual que la tensión y la rigidez como respuesta a la tensión y a la rigidez, pero debemos plantearnos cambiar nuestra reacción, debemos cultivar una autentica cultura de la paz,siendo sólo posible desde el interior, una auténtica cultura de serenidad y de armonía, de Amor. Pero esto sólo es posible desde la reflexión y el "chequeo" de nuestro interior, de nuestra mente. El trabajar nuestra mente en la dirección de la serenidad y la unidad, la serenidad y la conciencia de unidad nos llevarán a la compasión. La oración nos ayudará en este sentido. La oración nos pone en presencia de la Luz, Jesús, Maria, nos guían, nos conectan conscientemente con el Padre, y esta experiencia, que nos lleva a "soltarnos" en manos de Dios, es una entrega que nos trae serenidad y fortaleza. La serenidad propia del hijo que se sabe en manos del Padre, que se sabe perteneciente a un "proyecto" mayor de existencia. Fortaleza, la que trae consigo la entrega al Espíritu Santo, no estamos coartados por las restrinciones materiales, es el Espíritu el que actúa , se manifiesta a través de nosotros, iluminando todo lo que somos y toda nuestra vida. Es en esta entrega donde nuestra alma brilla con mayor plenitud. Además ,nos hará tomar conciencia de la unidad de todo, del origen común de todo, y por tanto esto humanizará nuestras reacciones, generará en nosotros una compasión mayor hacia los demás.
No debemos olvidar tampoco la ley de causa-efecto. La violencia sólo puede generar violencia. Es una ley universal. La violencia es un proceso que cuando comienza nunca acaba. Puede parecer que acaba momentáneamente, pero sigue actuando en el silencio, y sigue fortaleciéndose más y más, y sólo se puede parar con un gran arma: el PERDÓN. El maestro de tai chi Chen Man Chin(SEGURAMENTE ESTÁ MAL ESCRITO, PIDO DISCULPAS) habla de un concepto muy necesario para crear armonia en el conflicto: "invertir en perdidas". Hay que invertir en perdidas para conseguir hacer triunfar la paz y la armonía. A veces hay que ceder, retroceder, para poder avanzar. Estas "perdidas" son en realidad una gran ganancia.
Cuando la violencia, el conflicto, el miedo, afloran, debemos vaciar nuestro interior, permitiendo así que el Espíritu de Dios nos inhunde, y sea Él el que nos dirija. Ante este vaciado interior no dejamos ningún "pliegue" donde esta violencia se pueda agarrar. Al "rendirnos" al Espíritu Santo observaremos que nuestras acciones van transformando todo, la "desarmonía" se armoniza.
Por eso creo que debemos buscar entregarnos, rendirnos al Padre (al Buda interior, al Universo....) y es en esa rendición donde realmente nos encontraremos nosotros mismos, conectamos con nuestro origen, conectamos con nuestra misión entendiendo el lenguaje de la Creación, el Padre hablará a través de nosotros, y es ahí donde podrá empezar a generarse una verdadera cultura de paz, cuyo origen no es otro que entender que todos venimos de la UNIDAD , que somos hijos de Dios.

LUIS

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