Camino

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miércoles, 1 de abril de 2020

El Reino aparece desde el silencio de mi espíritu

Cuando acallamos nuestros pensamientos.
Cuando apartamos lo que llamo los agregados (materia, conocimientos, cultura...),
aparece nuestra esencia, la presencia consciente, para mí esto sería el espíritu.
En la presencia consciente, es donde se produce la comunicación con el Absoluto, con la Divinidad tripersonal (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
En la presencia consciente se diluye la separación, la creación aparece unificada, profundamente conectada.
En el silencio interior aflora lo Absoluto.¿En forma de espíritu creado?, ¿cómo una manifestación directa, modulada de la esencia universal?...no lo sé...pero es en la presencia consciente, en el silencio de mí, en el espíritu, donde la esencia del universo aparece manifestándose de una forma más directa,intensa...se expresa, se siente...
Es en el silencio donde aparece la comunicación directa con todo, es posible sentir la interconexión de todo, sin  trabas conceptuales..experimentamos todo desde el "vacío" más profundo que es a su vez el "Todo" más esencial.
Las oraciones, mantras, ritos y demás acciones de tipo espiritual,religioso, o simplemente acciones con una presencia mental intensa(contemplación), encaminan nuestros pensamientos y actos hacia la esencia, inspirados a su vez por la misma esencia.
Dirigimos nuestros agregados hacía el espíritu, que es donde la conexión esta actualizándose constantemente.
Una relación constante, una comunicación constante del "espacio" conectado que es el espíritu al diversificado y separado que es la realidad material y mental...y de ésta de nuevo al espíritu, mediante conceptos, pensamientos, ritos religiosos (religión=religar), hasta llegar de nuevo al silencio interior, verdadero Yo(espíritu), sin agregados, presencia consciente unida a todo, como esencia  a imagen y semejanza del Absoluto: Padre-Madre, Presencia-Eterna, Fuente -Creador (Hijo) Inspirador-vivificador en toda la creación (Espíritu).
El silencio, la quietud, la no-mente es lo que somos si quitamos todo lo que es susceptible de cambio.
"Eso"(espíritu) que somos es el "espacio" donde las Personas Divinas se sienten, se comunican. En el silencio interior nada es extraño, pero a su vez todo es no-conocido. Es donde toda la creación se siente dentro, todo se siente sagrado, porque el espíritu está hecho de la "substancia" esencial de toda la creación, de manera que en el silencio del espíritu somos uno con la Creación, con el universo.
Es en el silencio de nuestro espíritu donde Jesús nos habla, el Padre, el Espíritu, los santos y Budas....una piedra, un árbol, una montaña...
El Padre es el comienzo y el final de la red espiritual que nos integra, que integra todo. Su voluntad se expresa a través del Hijo y el Espíritu,esencia constitutiva de la red y presencia constante.
Cualquier ser se refleja en nuestra esencia. Nada existe individualizado, todo existe conectado.

"El que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo"
Lc 14,25-33
"Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu padre"
Mt 6,1-6.16-18.

Cuando el pequeño yo cae, la conexión con el Absoluto, y con el universo entero, es inmediata.
Incluso  los pensamientos y acciones, al partir de la quietud interior, del silencio del espíritu, estarán en conexión con el Absoluto, armonizados con todo, siendo acciones que traerán el Reino de los Cielos a la tierra.
Si la vida material, la de los sentidos, se "desconecta" del conocimiento que aporta el silencio, del no-se, del ser verdadero, el sufrimiento llega. La máquina humana está diseñada para actuar conectada a Dios, a nuestra esencia espiritual, a funcionar movida desde el silencio interior, y si no, funciona mal.
El sufrimiento es el efecto de la creencia en la desconexión, en la individualidad separada, es debido al alejamiento mental de la verdadera realidad interconectada.
Cuando las acciones y pensamiento fluyen desde la experiencia del espíritu, aparecen los hijos de Dios, aparece el Reino de los Cielos.
El amor, la compasión, la amistad, la caridad, la colaboración....son el reflejo en esta existencia de la Unida esencial, es el Reino del que nos hablaba Jesús.
Jesús marcó el camino,nos acompaña y el Espíritu nos inunda, nos mueve y los santos y los budas nos inspiran.
Debemos convertir todo en un rito. No sólo me refiero a los ritos religiosos, estoy hablando de convertir la vida en rito. Convertir la rutina en exaltaciones del espíritu,auténticas oraciones de la vida. Que los actos cotidianos sean loas a la Esencia, a la Unidad,Al Padre.
Habitar en el silencio de nuestro espíritu, en la mente que no-sabe, en la presencia consciente, en la "pobreza" de yo, para a partir de ahí manifestar nuestra filiación como hijos de Dios, manifestando mediante nuestros actos lo que Jesús ya adelantó, que es el Reino de los Cielos, aquí y ahora, en la tierra, en nuestra sociedad. Conseguir volver nuestra personalidad lo suficientemente transparente para que el brillo de nuestro espíritu ilumine bien fuerte todo a nuestro alrededor.

"Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo".

Yo interpreto el Cielo como el plano espiritual, la realidad más sutil, origen de la realidad material.
Una parte de nosotros habita ese "espacio" del espíritu. La red interconectada desde la fuente que es el Padre-Madre,  tiene como uno de sus"nudos"  nuestro espíritu.
Por tanto, es en el silencio de mi pequeño yo, es en la expresión de mi gran Yo, es decir, en la experiencia de mi espíritu, donde está toda la vibración necesaria para cumplir mi misión. Es la fuente desde la que brotará el Reino, misión esencial del ser humano.
En la alta vibración de mi esencia es donde el Padre-Madre pone todo a mi alcance, el Hijo, el Espíritu, se manifiestan constantemente, no hay un "vacío" como la nada,  hay un "vacío" como la mayor de las fertilidades, con toda la Presencia.
Traigamos la voluntad de nuestro Padre-Madre a la tierra, es nuestra misión, la de todos y la de todo lo creado , haciendo que se manifieste nuestro verdadero Yo, como ya lo hace el verdadero ser del árbol, de la roca, del río, de la montaña.... que cumplen su misión sin contradicciones ...ese verdadero Yo que no depende de lo externo, que no cambia con las variaciones de la vida física, cotidiana, falsamente individualizada por la mente del yo pequeño, y que hará que nuestra misión en esta existencia humana se cumpla, y que no creo que sea otra cosa, que la expresión del Reino de Dios.
 Un Reino de hermanos, de confianza, de amor, de justicia social, de convivencia equilibrada con la naturaleza...
Para conseguir esto no hay que buscar, sólo hay que soltar lastre,el lastre de la importancia del pequeño yo,el lastre de la soledad, sólo hay que "volver a casa", a la casa del espíritu...y después salir a la calle, hacer brillar a través de nuestro yo el Yo y hacer de nuestro mundo el Reino de los Cielos.

L.




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