Camino

Camino

jueves, 9 de febrero de 2012

El silencio.

Del silencio se eleva el espíritu inmortal. Silenciosa, la conciencia eterna sigue existiendo, antes del nacimiento, después de nuestra muerte. Ser silencioso es volver al origen de la naturaleza humana. Recurrir al silencio, después a partir del silencio hablar. La palabra se hace profunda, la palabra justa.
Todos los grandes de la humanidad nos dicen que para ir más allá de sí mismo, hay que saber crear silencio en sí mismo, que para sanar el espíritu ante todo hay que calmar lo que en el zen se llama el caballo desbocado, se trata de montar sobre el tigre, el tigre de nuestro espíritu que, si no lo montamos, nos devora. Así en el silencio reencontrado en sí mismo somos unos con la energía que anima el cosmos y nos mueve. El silencio escucha en lo más profundo de nosotros mismos, es una comunión con lo invisible.

Extraido del libro "zen y cristianismo. La enseñanza del mastro Deshimaru"

No hay comentarios:

Publicar un comentario