" Estás en el cielo". Dice Sto. Tomás que esta frase nos prepara para la oración- ¡qué bello!-.
O sea, que nos estamos todavía preparando. ¿Y por qué?. Por que hace referencia a tres cosas: en primer lugar, cuando reconocemos que Dios está en el cielo, estamos manifestando nuestra sintonía con el hombre celestial, es decir, con nuestra dimensión celestial, con nuestro hombre espiritual, con todo aquello que tiene que ver con los dones del Espíritu Santo. Cuando decimos "que estás en el cielo", es que reconocemos la sintonía que existe entre el lugar de Dios y también nuestra naturaleza elevada:¡ que todos nosotros diciendo "estás en el cielo", nos hemos puesto en disposición de que hable el hombre celestial, de que sean las obras del espíritu las que hablen, no las de la carne!. Miren, esta dicotomía la presenta San Pablo con mucha crudeza, porque todos tenemos esa lucha interior entre el hombre celestial y el hombre caído y mundano, la naturaleza caída tira en todos nosotros, en todos, tira hacia abajo. Ya lo veremos más adelante.
¿Quién no siente el peso del hombre caído, del hombre que se repliega sobre sí mismo, que busca sólo su interés, que quiere quitar a Dios o que quiere ser él Dios, que cree tener siempre la razón, que quiere buscar el placer o el beneficio inmediato, que huye del sufrimiento como si fuera un mal en sí mismo...?. Esto nos pasa a todos, lo experimentamos diariamente. Este es el hombre caído que tira para abajo. Sin embargo, notamos también dentro de nosotros, el Espíritu Santo que tira en otra dirección; es la naturaleza redimida y elevada que nos hace aspirar a los vienes eternos, que nos hace buscar en todo el Amor de Dios, que nos hace creer, entregarnos; que hace que busquemos el bien del prójimo ante que el propio; que disfruta con la palabra de Dios, que en el sufrimiento una ocasión de "corredimir" con Cristo[....]
¿Qué decimos cuando afirmamos y proclamamos, en el Padrenuestro, "que estás en el cielo"?. Qué este hombre celestial es quién te está hablando. Así , de alguna manera, nos ponemos en disposición de conversión. Queremos que hable el hombre celestial, queremos que hable la naturaleza elevada, redimida, y el hombre nuevo; damos voz a lo más noble de nosotros.[...]
Si digo que "estás en el cielo", es como decir que te hablo a Ti que estás en el cielo porque yo también tengo sintonía con el cielo, porque tú me has dado ya el cielo y porque me has elevado.
¡Qué bonito es esto!
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"Ejercicios espirituales con el Padrenuestro".Pablo Dominguez Prieto
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