Camino

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lunes, 21 de noviembre de 2011

"Mero Cristianismo" de C.S. Lewis.

"El material psicológico malo no es un pecado sino una enfermedad. No necesita del arrepentimiento sino de la curación. Los seres humanos se juzgan unos a otros por sus actos externos. Dios los juzga por sus elecciones morales. Cuando un neurótico que tiene un terror patológico de los gatos se obliga a sí mismo a coger un gato por una buena razón, es bastante posible que a los ojos de Dios haya demostrado tener más coraje que un hombre sano que gane la V.C. (una condecoración al valor). Cuando un hombre que ha sido pervertido desde su juventud y al que se le ha enseñado que la crueldad es lo natural hace una buena acción, por pequeña que sea, o se abstiene de algún acto de crueldad que podría haber cometido, arriesgándose por tanto a las burlas de sus compañeros, es posible que a los ojos de Dios, esté haciendo más que vosotros o yo si renunciásemos a la vida misma por un amigo.
Lo mismo da presentar esto desde un punto de vista contrario. Alguno de nosotros, que parecemos buenas personas, podemos haber echo tan poco uso de una buena herencia genética y una buena educación, que somos en realidad peores que aquellos a los que consideramos delincuentes. ¿Podemos estar seguros de cómo nos habríamos comportado si hubiéramos tenido que cargar con la estructura psicológica, la mala educación y por añadidura el poder de un hombre como Himmler? Por eso se le pide a los cristianos que no juzguen. Sólo vemos los resultados que las elecciones de un hombre extraen de su material en bruto. Pero Dios no juzga en absoluto a ese hombre por su material en bruto, sino por lo que ha hecho con él. La mayor parte de la estructura psicológica de un hombre se debe probablemente a su cuerpo; cuando su cuerpo muera todo eso se desprenderá de él, y el hombre central auténtico, aquello que eligió,el mejor o el peor partido que sacó de ese material, se quedará desnudo[...]cada vez que hacéis una elección estáis transformando el núcleo central de lo que sóis en algo ligeramente diferente de lo que erais antes. Y considerando vuestra vida como un todo, con todas sus innumerables elecciones, a lo largo de toda ella estáis transformando este nucleo central en una criatura celestial o en una criatura infernal: en una criatura que está en armonia con Dios , con las demás criaturas y con sí misma, o en una que está en estado de guerra con Dios , con sus congéneres y con ella misma.
Ser la primera clase de criatura es el cielo: es alegría , paz, conocimiento y poder. Ser la otra clase de criatura significa la locura, el horror, la imbecilidad, la rabia, la impotencia y la soledad eterna. Cada uno de nosotros en cada momento progresa hacia un estado o hacia otro.
Un hombre puede estar situado de tal forma que su ira derrame la sangre de miles, y otro situado de forma tal que por muy airado que se encuentre sólo consegurá que se rian de él. Pero la pequeña marca en el alma podría ser más o menos la misma en ambos casos[...] Cada uno de ellos si se vuelve de verdad a Dios, puede hacer que ese núcleo central se enderece de nuevo[...] La importancia o insignificancia de la cosa, vista desde fuera, no es lo que realmente importa."

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