Camino

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martes, 22 de noviembre de 2011

La mente y la naturaleza de la mente.

"La mente tiene numerosos aspectos, pero hay dos que destacan. El primero es la mente ordinaria, la que los tibetanos llaman sem. Un maestro la define asi:"Aquello que posee conciencia diferencia ora, aquello que posee un sentido de la dualidad, es decir, que aferra o rechaza algo externo, eso es la mente. Fundamentalmente, es aquello que podemos asociar con un "otro", con cualquier "algo" que se percibe como distinto del perceptor". Sem es la mente dualista, discursiva y pensante, que solo puede funcionar en relación con un punto de referencia exterior proyectado y falsamente percibido.
Asi pues sem es la mente que piensa, hace planes, desea y manipula, que monta en cólera, que crea oleadas de emociones y pensamientos negativos por los que se deja llevar, que debe seguir siempre proclamando, corroborando y confirmando su "existencia" mediante la fragmentación , conceptualizacion y solidificación de la experiencia. La mente ordinaria es la presa incesantemente cambiante e incambiable de las influencias exteriores, las tendencias habituales y el acondicionamiento:los maestros comparan a sem con la llama de una vela en un portal abierto, vulnerable a todos los vientos de la circunstancia.
Desde cierto punto de vista, sem es parpadeante, inestable y ávida , siempre entrometida en asuntos ajenos; su energía se consume en la proyección hacia afuera.[....]
Es dentro de la experiencia de esta sem caótica, confusa, indisciplinada y repetitiva, esta mente ordinaria, donde una y otra vez sufrimos el cambio y la muerte.
Luego esta la naturaleza misma de la mente, su esencia mas intima , que es siempre y absolutamente inmune al cambio y a la muerte. Ahora se halla oculta dentro de nuestra propia mente, nuestra sem, envuelta y velada por el rápido discurrir de nuestros pensamientos y emociones. Pero del mismo modo en que un fuerte golpe de viento puede dispersar las nubes y revelar el sol resplandeciente y el cielo anchuroso, también alguna inspiración puede descubrirnos visiones relámpagos de esta naturaleza de la mente. Estos vislumbres pueden ser de diversos grados e intensidades, pero todos proporcionan alguna luz de comprensión , significado y libertad. Ello es así porque la naturaleza de la mente es de por si la propia raíz de la comprensión . En tibetano la llamamos digna, una conciencia primordial, pura y prístina que es al mismo tiempo inteligente, cognoscitiva, radiante y siempre despierta. Se podría decir que es el conocimiento del propio conocimiento.
A lo largo de la historia, los santos y los místicos han adornado sus percepciones con distintos nombres y le han conferido distintos rostros e interpretaciones, pero lo que experimentan fundamentalmente todos ellos es la naturaleza esencial de la mente. Los cristianos y los judíos la llaman Dios; los hindúes la llaman el Yo, Shiva, Brahman y Vishnu, los místicos sufíes la llaman la Esencia Oculta y los budistas la llaman la naturaleza de Buda. En el corazón de todas las religiones se halla la certidumbre de que existe una verdad fundamental, y que esta vida constituye una oportunidad sagrada para evolucionar y conocerla.

Extraído de el "El libro tibetano de la vida y la muerte"de Sogyal Rimpoche.

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