Camino

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lunes, 28 de noviembre de 2011

La unión con Dios a través de la actividad desprovista de egoísmo.

"El maestro afirmó:" Cuando realizas actividades para tí mismo, tu conciencia permanece unida a tu limitado ego. Pero cuando trabajas para Dios, te identificas con Él. Sólo si dedicamos todos los frutos de nuestras acciones a Dios, puede lograrse la perfección[...]" lleva a cabo tus actividades lo mejor que puedas, sin preocuparte demasiado de los resultados. Déjalos en las manos de Dios. Si te esfuerzas al máximo por actuar correctamente, los frutos de tus acciones están destinados a ser satisfactorios.
¿Qué significa llevar a cabo todas nuestras acciones sin buscar ni desear sus resultados?Ilustraré este punto con un ejemplo: imaginemos a un hombre ambicioso que siembra la semilla de una flor y la cuida amorosamente. Después de muchos meses de atentos cuidados, en el momento exacto en que la planta comienza a florecer, los insectos la destruyen. El hombre se disgusta o se desaliente, y hasta puede dejar de ocuparse de su jardín. En cambio el hombre espiritual cuidará su planta con más amor y dedicación que el hombre posesivo; pero si los insectos la destruyen, dirá:"Señor yo la cultivé para Ti; voy a sembrar otra". No se perturba; su actitud es la de intentarlo una y otra vez, cuantas veces sea necesario. ¿Por qué? Porque no emprende el trabajo para su propia satisfacción y porque encuentra gozo en hacerlo para Dios. De este modo, no importa cuántas plantas mueran, él continuará sembrando y cuidando otras nuevas.
El maestro(Yogananda) solía decir:" Ofrécele todo a Dios. Entrégale incluso, la responsibilidad de tus acciones". Sin embargo, esto no significa que puedas cometer una torpeza y luego afirmar: pues bien, ¡ Dios es el responsable!. Esta es una interpretación errónea del consejo del maestro. Dios nos dotó de sentido común y desea que lo utilicemos, de forma tal que toda acción que emprendamos se base en la razón y el discernimiento.
"El desea que le hagas responsable, porque Él es el verdadero Hacedor de todo. Has intentado despojarle tanto de los frutos de tus acciones como de la responsabilidad de su ejecución" Por este motivo, cuando pregunté al Maestro cómo llevar adelante la inmensa cantidad de obligaciones que me asignaba, me respondió con dos máximas; y no ha pasado un solo día sin que yo las recuerde y trate de comprender más profundamente su significado.
La primera fue: " Señor, Tú eres el Hacedor, no yo" Cuando vivimos con esta convicción, sentimos que nuestras cargas son más ligeras. Nos damos cuenta de que , simplemente, estamos desempeñando el papel que nos corresponde en la obra del Señor.
La segunda máxima fue:"Señor hágase tu voluntad, no la mía" Siempre le digo: "Lo que yo deseo no es importante. ¿Qué deseas Tú? Y si en algún momento sigo mis propias ambiciones, Señor, no lo permitas; hazme desistir de ello. Sólo quiero hacer tu voluntad"
Guruji añadió: " Repites, yo,yo,yo, mañana, tarde y noche, pero ¿quién eres tú?¿no sabes que sólo existe Dios? no eres otra cosa que su expresión". Me parece este un bello pensamiento[...]"

Sri Daya Mata

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