Camino

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martes, 8 de noviembre de 2011

Cultivar la quietud y la percepción clara

Cultivar la quietud y la precepción clara

Las escrituras sagradas de todo el mundo afirman que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Si eso es verdad, ¿por que no tenemos conciencia de que somos inmaculados e inmortales como lo es Él?
Guruji (Yogananda) solía comparar la mente con un lago. Cuando el agua está en calma, la luna puede reflejarse claramente en él. Pero supongamos que arrojo un puñado de piedras a ese lago: veremos entonces una imagen distorsionada de la luna, porque las ondulaciones provocadas por las piedras han perturbado la lisa superficie del agua. De igual forma, la mente del ser humano sufre de constantes inquietudes debido a las "piedras" que se presentan en forma de emociones, estados de ánimos y hábitos adquiridos en esta vida y en vidas aneriores, lo cual hace imposible que pueda pensar con claridad, y mucho menos contemplar con nitidez el reflejo de Dios que se halla en su interior.
Te preguntarás: " ¿Es imposible, entonces, conocer a Dios?. Una vez más, ¿qué es lo que dicen las escrituras sagradas? "Aquietaos y sabed que Yo soy Dios". "Orad constantemente"[...] es posible aquietar la mente de tal modo que no subsista la más mínima ondulación de pensamientos agitados que la perturbe o distraigan. En ese claro y apacible lago de la conciencia, podemos contemplar entonces la imagen de Dios que se refleja en nuestro interior.

Extraido del libro " El Gozo que buscas está en tu interior" de Sri Daya Maa

Cuando serenamos la mente, y nos centramos en contemplar y disfrutar de nuestro verdadero ser, podemos disfrutar de la luz de Dios reflejada en nosotros. En nuestro silencio, se refleja Su gran silencio lleno de contenido.
Cuando experimentamos ese silencio, esta pausa, al volver a entrar en el estado mental habitual, algo ha cambiado,nos traemos de ese momento de contemplación interior , una inspiración espiritual enorme, que proviene de la conciencia luminosa de Dios que nos ilumina constantemente, pero que al entrar en un proceso de serenidad y silencio mental, dejamos aflorar nuestra "frecuencia" espiritual, que es donde el Padre nos habla, nos ilumina.
No es necesario oir nada, el silencio está lleno de contenido, la muestra es que al estar en ese estado sentimos una felicidad serena, que no está basada en ninguna cosa material, o en ningún pensamiento o emoción concreta, sino simplemente por el echo de contemplar, de parar y dedicarnos simplemente a "escuchar", a descansar en nuestro ser.
Este pararse, este meditar provoca en nosotros un equilibrio y un gozo especial, de manera que los pensamientos y las acciones que desarrollemos en nuestro dia a dia serán más equilibrados, compasivos, centrados. Esa inspiración espiritual que recibimos en el silencio, va tomando forma en nuestros pensamientos y en nuestras acciones.
Una vez que experimentamos esto no sólo entendemos la necesidad de meditar, sino también enfocar, dirigir nuestros pensamientos hacia Dios, a través de la oración.
También descubrimos que en el discurrir del dia es importante acudir al silencio antes de hablar o hacer algo, para que la luminosidad espiritual acompañe a cada una de nuestros pensamientos-acciones. Normalmente nuestra mente está llena de pensamientos y emociones que se pisan unos a otros, dejando muy poco espacio para el silencio mental necesario y previo a cualquier pensamiento-acción. En ese silencio mental llega la inspiración del siguiente pensamiento-acción. Es lo que se conoce como "pensar sin pensar", la acción viene precedida de la serenidad mental, por tanto viene conectada a nuestra esencia espiritual, que cuando la mente se enfoca, se calma, "abre la puerta " para que nuestro espíritu y por tanto la luz de Dios se manifieste a través de nuestra corporalidad.
Si además de hacer este "ejercicio" de meditación de quietud mental, dirigimos nuestros pensamientos hacia la Unidad original, hacia el Padre, o hacia aquellas conciencias que nos elevan a Él (Jesús, la Virgen María, Santos, Bodhisattvas, Budas, seres de Luz, Ángeles...), es decir, practicamos la oración, estaremos purificando nuestra mente, nuestros pensamiento y emociones, alejándolos del egoismo, la individualidad, la materialidad extrema. El gozo, la felicidad y la compasión aparecerá de forma natural en nuestro discurrir diario, de forma que la luz de la conciencia espiritual y por tanto la luz del Padre se manifestará en nuestra mente y de nuestra mente se traladará a nuestro cuerpo
, desarrollando más las capacidades para las que fue creado, es decir ser un buen instrumento de nuestro Espíritu en su experiencia terrenal, que no es otra que la purificación y elevación hacia Dios.

Luis

1 comentario:

  1. Hola Luis, estoy justamente observando el siguiente paso, que surge a partir de mis inquietudes. Es la Quietud lo que observo como el eslabon donde posarme y empoderarme de camino al Altar Dios. Cuestionarme sobre la "Imagen y semejanza" ha sido uno de los impulsores en esta busqueda. Despues de esto solo nos queda seguir adelante. Me da gusto que alguien mas, al igual que yo, pise las huellas del camino. Saludos. jffv_importador@hotmail.com

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