Camino

Camino

viernes, 24 de enero de 2014

Padre, Hijo, Espíritu Santo y María.

En el abandono de uno mismo llega el auténtico Ser, el Espíritu Santo nos llama hacía este abandono, hacía Sí en nosotros, hacía la presencia en Cristo.

Es en la humildad de la fe  donde el desapego es posible, dejando a un lado el individualismo extremo de mi pequeño "yo", soberbio,  ficticio y solitario, en favor del Espíritu, que conforma mi verdadero yo.

Es en este desapego de sí , donde Cristo está  con nosotros, en nuestra alma, amándonos, guiándonos de la mano hacia la casa del Padre, hacia nuestra casa.
Él siempre está ahí, habitando en nuestro corazón. 
En la entrega, en el abandono, podemos hacerlo visible, mirar al lado y encontrarlo en cada instante de nuestra vida. Nos muestra al Padre, nos lo acerca a la comprensión de hijos.

Cuando cerramos el "paraguas" de nuestro ego con todos sus pensamientos y conclusiones, vivencias y emociones, juicios y rutinas, permitimos que nos bañe el agua salvífica de Cristo, que siempre estuvo ahí, pero no permitíamos que nos tocase, que nos empapara hasta los huesos.
No necesitamos hacer un gran esfuerzo, como hijos de Dios, como hermanos de Cristo en el bautismo, no tenemos que forzar nada... sólo no bloquear, no frenar,sólo permitir, dejar, entregar, escuchar...."cerrar el paraguas" de nuestra mente, de nuestro ego y aparecerá el agua de la vida que nos baña, el Amor de Dios....Jesucristo.

Hay otra luz espiritual, nos proteje, nos guía, nos ama, nos mima, nos enseña el camino de la aceptación, el desapego....nos acerca a su hijo Jesús, actúa entre nosotros, nos habla en los oidos de nuestra alma.... María, reina de la paz, madre de la humanidad.


Nuestro Padre no deja de motivar nuestra vuelta,  nuestro regreso, a la condición de hijos de Dios, donde somos felices, a su Amor, a través del Espíritu y de su Hijo Jesucristo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario