Camino

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viernes, 17 de enero de 2014

Carta de unos padres a su hijo bautizado

Querido hijo: Hoy hemos querido bautizarte en Cristo Jesús, sumergirte en la muerte y resurrección del Dios en el que creemos. Con esta carta, que más adelante serás capaz de leer, queremos decirte por qué. No te hemos bautizado para imponerte nuestra opción, sino para abrir ante tí un camino de libertad que mañana tú podrás elegir y seguir libremente. Hemos querido darte lo mejor que tenemos.

Creemos que esta pequeña semilla de la fe, sembrada hoy en el jardín del corazón, entre la luz del día y las tinieblas de la noche, germinará en lo más secreto de tú vida. Te hemos sumergido hoy en el océano de Jesucristo para darte una nueva fuerza, mayor que nosotros y mayor que tú. Una fuerza que te dará valor  en tus luchas, clarividencia en tus opciones, luz en tus pasos. Una fuerza que te dará esperanza y alegría para vencer a las fuerzas del mal.

Hemos querido bautizarte en Cristo para que seas un hombre libre y en pie, en medio de este mundo a veces un tanto loco. Y, sobre todo, para que seas un hermano que construya con Dios el futuro de nuestra tierra. Has de saber que, aunque un dia llegues a olvidar este don inmortal, seguirás secretamente marcado por el fuego de su llamada.

Como María, cuando presentó a su Hijo en el templo, hemos querido traerte al umbral de la Casa de Dios, ponerte en los brazos de su Iglesia e introducirte en un pueblo de buscadores que se convierten en hermanos y hermanas. Y cuando mañana, ya no podamos hacer nada por ti, te quedará al menos, grabada en tu frente y en tu corazón, esta cruz de Cristo vencedor. Porque Él y sólo Él trazará mañana para ti un camino de paz y libertad. Más allá de tus angustias y tus miserias, será Él quien abra para ti la Casa de su Padre y de tu muerte haga brotar su eternidad.



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