Camino

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lunes, 3 de octubre de 2011

Sobre la liberación del ego. Son palabras del moje budista Matthieu Ricard.

[...] piensa que querrer actuar sobre el mundo sin haberse transformado uno mismo no puede llevar a una felicidad duradera ni profunda. Podría decirse que la acción sobre el mundo es deseable, mientras que la transformación interior es indispensable.
En cuanto a la afirmación de la personalidad tal y como la estimula occidente, es algo que va, en efecto, contra la voluntad [...]de desenmascarar "la impostura del ego", ese ego que parece tan poderoso y nos causa tanto sufrimientos pese a no tener ninguna existencia en sí. [...] pero tampoco hay que creer que, una vez desenmascarada la impostura del ego, nos encontramos en una nada interior, al punto de que la destrucción de la personalidad nos volvería incapaces de actuar o de comunicarnos. No nos convertimos en una caja vacia. Todo lo contrario; al dejar de ser el juguete de un déspota ilusorio, parecido a las sombras de la caverna de Platón, nuestra sabiduría, nuestro amor al prójimo y nuestra compasión podrán expresarse libremente. Se trata de una liberación de las limitaciones impuestas por el apego al "yo", en ningún caso de una anestesia de la voluntad. Esta abertura de "los ojos de la sabiduria" aumenta nuestra fuerza de ánimo, nuestra diligencia y nuestra capacidad para actuar de manera justa y altruista.

Extraido del libro "El monje y el filósofo" de Jean-François Revel y Matthieu Ricard

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